El año 2023 está marcado en rojo en el calendario de todos los partidos políticos. El 28 de mayo los linarenses con derecho a voto elegirán la nueva Corporación Municipal del Ayuntamiento. Será, sobre el papel, la cita más importante del año que acaba de comenzar y puede marcar un punto de inflexión en el devenir del futuro de la ciudad.
Ese día habrá mucho en juego más allá del propio resultado que deparen las urnas. Linares necesita estabilidad política y todo apunta a que no será así. PSOE o PP, las dos formaciones que se disputarán la Alcaldía, se verán obligadas a pactar y gobernar en coalición, como ocurrió en 2019 y, desde el pasado mes de julio, tras la moción de censura.
Los tiempos de mayorías absolutas en el municipio acabaron hace tiempo dada la fracturación del voto. Es, por ello, que los partidos mayoritarios deberán realizar un ejercicio de responsabilidad para no cometer errores del pasado. No en vano, el índice de confianza de los linarenses en la política se encuentra en el nivel «más bajo» de la democracia, puesto que lejos de avanzar la ciudad va en franco retroceso con sucesivas crisis que han debilitado su capacidad productiva y económica en el marco de un mundo cada vez más competitivo.
Los datos constatan un enorme deterioro de Linares en todos los sentidos, agudizado durante la pandemia. El más demoledor y desolador es la sangría demográfica que sufre y que pone en peligro la sostenibilidad de su propia economía.
La ciudad, por lo tanto, se enfrenta a desafíos mayúsculos en un 2023 en el que tienen que comenzar a materializarse proyectos pendientes que son decisivos para su futuro, como la recuperación del Parque Empresarial Santana como polo de atracción de inversiones.
Por otro lado, habrá qué ver si los presupuestos aprobados hace unos días son realmente efectivos para reactivar intervenciones y generar empleo y progreso, tal y como prometió el alcalde, Javier Perales.
La implantación de Leroy Merlin es un balón de oxígeno, al que le seguirán más empresas que se irán anunciando conforme se acerque el 28 de mayo.
2023 también marcará el inicio de la remodelación del Municipal de Linarejos, al menos en relación con los trámites y el proyecto definitivo de la infraestructura deportiva, que, al parecer, seguirá más los criterios del club y de la afición que los políticos. Eso significa que el anexo irá fuera para incluirse en una ciudad deportiva.
Pero, al margen de todo ello, quizás el reto mayor al que nos enfrentamos es la responsabilidad con la que los representantes públicos afronten la tarea que constitucionalmente tienen prevista. Bloqueos institucionales, insultos personales, mentiras y desinformación han poblado las sesiones del pleno del Ayuntamiento en 2022. El mayor riesgo para la convivencia es que los próximos concejales que representen a la ciudadanía sigan por el mismo camino sin anteponer lo verdaderamente sustancial: Linares.
El Nuevo Observador, que la próxima semana cumple primer aniversario con un horizonte prometedor y repleto de objetivos, seguirá abonado al periodismo pegado a la realidad y a la calle, pese a quien le pese.