Profesor de autoescuela de día, gerente de pub de noche

A Manuel Jesús Sánchez le ha gustado todo lo relacionado con el mundo del motor desde pequeño. No es extraño verlo por Linares a los mandos de una moto de gran cilindrada con ese toque vintage de los 50 o 60 del siglo pasado. Todo un ‘King of the road’, como la legendaria canción de Roger Miller que, posteriormente, popularizaron Dean Martin y Elvis Presley, el mito que ha marcado su vida y a cuya figura va dedicado el pub que regenta en la calle Joaquín Ruano (Nueva).

Manuel Jesús Sánchez es un rostro de lo más popular en su ciudad natal, gracias a Garage Bar Elviris, el local donde suena el «mejor rock and roll» y en que se puede saborear una cerveza artesana cien por cien linarense. Frecuentado por clientes de distintas generaciones y diferente pelaje, Elviris forma parte de la idiosincrasia social de Linares. «Es mi segunda casa», dice Manuel.

Aunque la hostelería, con sus altibajos, le da para llegar a final de mes, «por lo pelos», este empresario de la noche siempre ha sido ‘culillo de mal asiento’. A los 13 años se puso a trabajar y desde entonces no ha parado ni un segundo. Su mente es un torbellino de ideas, proyectos y cualquier cosa que uno pueda imaginar.

Enamorado de los coches y, sobre todo, de las motos, siempre rondó por su cabeza dar un paso más en esta afición. Quizá influenciado por el profesor con el que aprendió a conducir y con el que se sacó el carné, al que aún recuerda con enorme cariño.

En 2008 se enteró de que había una convocatoria, precisamente, para obtener el título de profesor de Formación Vial. Manuel «no se lo pensó dos veces». Se matriculó en el curso y aprobó. Sin embargo, para completar la jugada se propuso un reto mayor: ser director de autoescuela, y, en 2014, también lo consiguió.

Así que ahora quedaba solo ponerlo todo en práctica con unas oposiciones para examinador de la Dirección General de Tráfico (DGT), pero vino la maldita pandemia y Manuel se vio obligado a centrar todos sus esfuerzos en «proteger el negocio» hasta que Sebastián Manjón le dio la oportunidad de trabajar en su autoescuela: Viriauto, donde Manuel ha cumplido su sueño de formar a futuros conductores.

Da igual la hora que sea del día o de la tarde. Es fácil ver al propietario de Garage Bar Elviris en la esquina de Viriato con Pontón esperando al alumno de turno. Le acompaña una sonrisa y las enormes ganas de enseñar a jóvenes o mayores a ser buenos al volante. Para él, no solo vale con sacarse el carné, quiere que sus alumnos estén «bien preparados para circular con seguridad». «Es la forma que tengo de aportar mi granito de arena a esta sociedad», asegura a El Nuevo Observador.

Manuel es una caja de sorpresas, con ese tupe y barba tan peculiares en él. Ya no pone tantas copas y cervezas como antes. De vez en cuando echa una mano detrás de la barra, pero su función principal es gestionar bien el establecimiento para hacer frente a las facturas y a las nóminas sus trabajadores y organizar los eventos de cada temporada, desde conciertos a crear El Cervecero Escaleno, una iniciativa que lleva con dos productores locales de cerveza artesanal.

Es un hombre hecho a sí mismo que está en esta vida para cumplir sueños y hacer que a todos nos vaya un poquito mejor. «Soy un tipo de lo más sencillo», resume para este periódico.