Nada más traspasar la puerta, el cliente siente que las cosas aquí discurren de otra manera. Que el tiempo es sosegado y el ritmo fluye de manera armoniosa. El ambiente es sereno. Ristorante Portofino es uno de esos espacios donde se encuentra el significado de la buena mesa, la devoción por la excelencia de la materia prima y el respeto por las elaboraciones.
Ubicado en la linarense calle Santiago, a solo unos pasos de la Plaza del Ayuntamiento, este establecimiento de raíces italianas engrandece la oferta culinaria de la ciudad desde hace varias décadas sin bajarse del pedestal de los favoritos entre lugareños y visitantes. Conserva una personalidad única gracias a que su propietario, Fabio Greco, hace de su negocio su manera de estar en el mundo.
Esa forma de cuidar hasta el más mínimo detalle para que el comensal disfrute de una experiencia gastronómica y sensorial completa, le han hecho acreedor del máximo reconocimiento de calidad del país transalpino: Eccellenze Italiane, una organización comprometida con la investigación y certificación de los mejores restaurantes italianos del planeta, entre los que ya se encuentra Portofino.
Lugar elegante, pero al mismo tiempo informal, para toda aquella clientela que desea gozar de los sabores italianos en pleno corazón de Linares, en el que se crean platos auténticos, sencillos, tradicionales sin renunciar a la creatividad. Todo ello basado en un equipo impecable y en productos llegados en origen, es decir, expresamente desde distintos rincones de Italia.
El camino hacia la máxima excelencia no suele ser corto. Pero, como en casi todo en la vida, lo importante es disfrutar el viaje. Fabio Greco, junto con su hermana Laura, chef del restaurante, han recorrido de la mano ese trayecto vital que iniciaron sus antepasados en la década de los 60 del siglo pasado. Originarios del Sur de Italia, migraron al Norte del país para emprender el negocio familiar, un mesón capitaneado por la nonna (abuela) Bettina, cuyas recetas siguen vigentes en la carta de Portofino.
El combustible que guía tanto a Fabio como a Laura es la pasión y el respeto a sus orígenes. Sus platos se confeccionan como si de un orfebre se tratara, respetando la materia prima que le da su país de nacimiento y presentándola a sus comensales en su perfecta expresión. Así, cuando se sienta en la mesa de Portifino se da cuenta de que nada es fruto del azar. Detrás hay un laborioso y concienzudo trabajo para que el cliente se sienta como en casa, eso sí con acento italiano.
Cada detalle ha sido cuidadosamente pensado: la combinación de los platos con elementos modernos crea una atmósfera especial, perfecta para disfrutar de una velada inolvidable. No es extraño, por tal motivo, que este ‘bellissimo ristorante’ haya pasado con nota los exhaustivos estudios, controles de calidad y evaluaciones de los servicios hasta obtener este reconocimiento del que se sienten «orgullosos», puesto certifica «nuestro compromiso con la autenticidad, la pasión y el respeto por la tradición culinaria italiana», destacan desde Portofino. «Este premio es, al mismo tiempo, un orgullo y una responsabilidad: la de seguir elevando la experiencia gastronómica que ofrecemos, manteniendo vivas las raíces de Italia en cada detalle», añaden.
Son muchos los restaurantes italianos a lo largo y ancho del mundo, pero pocos los reconocidos con este sello de calidad que ya luce en Ristorante Portofino, una empresa familiar afincada en Linares donde genera riqueza, progreso, prestigio y empleo.
