Guarromán es un pueblo de parada y fonda nada más cruzar Despeñaperros. Tiene casi 2.800 habitantes y unas calles cortadas casi milimétricamente en cuadrícula. Fue, junto con otros municipios de Sierra Morena punta de lanza de un proyecto pionero de repoblación y políticas públicas que trajo a España hace más de 250 años a 6.000 colonos centroeuropeos a cambio de tierras.
Dicho proyecto fue creado en el siglo XVIII por el rey Carlos III e impulsado por el coronel alemán Thürrieguel y el superintendente Pablo de Olavide para repoblar las zonas desérticas y vacías que quedaron en Sierra Morena y Andalucía abandonadas en los territorios que se situaban a lo largo del camino real que unía la Corte con Sevilla y Cádiz.
Por ese motivo, resiste un legado alemán de aquel tiempo donde sobreviven apellidos, danzas y costumbres más propios del país teutón. Lo pudo comprobar el embajador germano en España Wolfgang Dold durante su visita a distintos enclaves de las Nuevas Poblaciones, como Guarromán, donde fue recibido por el alcalde, Alberto Rubio, en la Casa Consistorial.
Allí, Wolfgang Dold fue obsequiado con distintos detalles y firmó en el libro de honor del Ayuntamiento. El diplomático llegó acompañado de Isabella Neisinger, agregada cultural, y Arnulf Braun, cónsul alemán para Andalucía. «Es un orgullo para Guarromán recibir a personalidades tan importantes para nuestra propia historia», destacó el regidor.
La delegación germana aprovechó su estancia en la provincia jiennense para visitar también La Carolina y Carboneros, pueblos en los que fue recibida por sus respectivos alcaldes, Yolanda Reche y Domingo Bonillo.