Las dinámicas son un concepto tan recurrido como temido por los técnicos. Se hace referencia a ellas cuando se producen una serie de resultados negativos y muchas veces con el convencimiento de la dificultad que entraña salir de una situación adversa.
Y esto es así porque, generalmente, una serie de derrotas lleva consigo otras consecuencias, además de las clasificatorias, como la creciente pérdida de confianza en el equipo.
El Linares está inmerso en una espiral perjudicial agravada por los números. Es el peor equipo de las últimas diez jornadas, con solo 3 puntos de 30 posibles. Es el quinto por la cola como local, solo superado por Melilla, Mérida, Real Murcia y Recreativo de Granada, y, como visitante, presenta aún peores registros, siendo el tercero con menos puntos a domicilio, solo 4.
Pero, si estas estadísticas son pésimas, no lo son menos los duelos directos contra equipos que, como él, luchan por eludir el descenso. A falta de medirse con el Atlético Baleares y el Atlético de Madrid B, a la vuelta de las vacaciones navideñas, solo ha sumado dos puntos frente a los seis últimos de la clasificación, merced a los empates ante el Recreativo Granada (0-0) en Linarejos y con el Alcoyano (1-1) en El Collao.
El resto de partidos los cuenta por derrotas: Mérida (1-0); Atlético Sanluqueño (3-2); San Fernando (0-1) y la más reciente a manos del colista, el Melilla (1-0). Todo ello, al final de Liga, repercutirá en el gol average, si no se le da la vuelta a estos marcadores.
Los datos de temporadas anteriores tanto de Primera Federación como de la antigua Segunda B demuestran que la permanencia se sitúa entre los 44 y los 48 puntos, por lo que el Linares, a día de hoy, necesita sumar en lo que queda de campeonato entre 31 y 35 puntos o lo que es lo mismo números de play off de ascenso.
