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El ‘templo’ de las blancas y de las negras

La Cafetería Bonsái, ubicada en el barrio de La Paz, es el refugio preferido de los amantes al ajedrez en Linares

Por:Redacción
Un niño juega con un hombre mayor al ajedrez en la Cafetería Bonsái.

Andrés, Miguel Ángel y José Antonio Ruiz son hermanos y pertenecen a una de las sagas de ajedrecistas más conocidas de Linares. Andrés está en la barra tratando de resolver un crucigrama del periódico, mientras Fernando Scavo sirve un café a un cliente que acaba de entrar al local. Alrededor de las mesas se arremolina un grupo de personas pendientes de las partidas que se juegan.

Son las siete de la tarde y la Cafetería Bonsái, ubicada en el Paseo de los Marqueses, a solo unos pasos de la recién rebautizada Avenida del Ajedrez con el nombre de Luis Rentero Suárez, el hombre que colocó a Linares en el mapa ajedrecístico mundial, está en el momento álgido de la semana.

Fernando Scavo es el propietario de la Cafetería Bonsái desde 2004.

Las paredes del establecimiento están empapeladas con carteles de torneos y campeonatos. También hay algún que otro trofeo y fotos de la gente que lo frecuenta. Hablamos del ‘templo’ del deporte que más fama le ha dado a Linares allende los mares. El santuario de las blancas y de las negras, donde las mentes más inquietas de la ciudad se reúnen cada día en torno a un tablero.

La Cafetería Bonsái contiene el estilo romántico del ajedrez más callejero, pero no exento de análisis y estrategia. No hay edad para jugar. Lo hacen los pequeños aprendices con profesores consagrados. Es la esencia del deporte-ciencia, embriagado de la magia del lugar en el que se asienta: la capital mundial del ajedrez.

Fernando Scavo nació en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, en 1975. Con un ELO de 2.009 es Maestro FIDE y propietario de la cafetería desde 2004. Su primera visita a Linares fue en 1999 para jugar el abierto. Tenía tan solo 17 años.

Dos jugadores se enfrentan en la Cafetería Bonsái.

Tras pasar por Barcelona, se enamoró de una linarense y decidió establecer su residencia en la ciudad. Le pasó algo parecido que al Ljubomir Ljubojević, Gran Maestro serbio campeón absoluto de la antigua Yugoslavia y del desaparecido Torneo Internacional Ciudad de Linares de la edición de 1985. Él, al igual que Scavo, echó raíces en esta tierra de los 64 escaques.

En su local se organizan partidas de todo tipo, aunque predominan las veloces en las que cada jugador dispone de pocos minutos de tiempo. El ganador se queda con el sitio y con las blancas, y desafía al siguiente, que de inmediato ocupa el puesto y se dispone a capitanear las negras.

También se analizan movimientos de los mejores jugadores del mundo y algunos que hicieron historia. Entre los jugadores asiduos, la relación es fraternal: «Aquí todos nos conocemos. Venimos, jugamos y charlamos de muchos temas, pero al final terminamos hablando entre nosotros de las posiciones de las piezas al terminar cada partida, o de las variantes», comenta un jugador que acude casi todas las tardes al Bonsái.

Un jugador muestra uno de los carteles que cubren las paredes del local.

Lo curioso es que este es el único refugio para los amantes del ajedrez en la ciudad. «Prácticamente no hay espacios en los que jugar. El Bonsái se ha convertido en el templo de los jugadores», sostiene Scavo, que comparte nacionalidad argentina e italiana.

Quizá cueste entender esta circunstancia, a pesar de contar con clubes del prestigio de Cruz Roja o con cantera suficiente para que surjan futuras promesas. El problema radica, a juicio de Scavo, en la falta de implicación institucional para crear una Escuela Municipal. Una idea que, durante algún tiempo, se barajó e incluso se pensó en Ljubojević para que la dirigiera. Quedó en intento.

La desaparición del Magistral en 2010 supuso un duro mazazo para la tradición ajedrecística de Linares, que se mantiene a duras penas gracias a los campeonatos de España que se disputan cada verano. Sin embargo, para muchos, estos torneos son más cuestión de estética y de promoción que otra cosa. Echan en falta los paseos por la sala de juego del Hotel Aníbal de Veselin Topalov, Alexander Grischuk, Anatoli Kárpov, Vasili Ivanchuk, Borís Spaski y, por supuesto, Gari Kaspárov, ocho veces ganador del Ciudad de Linares, torneo en el que decidió poner fin a su carrera profesional en 2005 para dedicar su tiempo a la política y a la escritura.

Por suerte para los aficionados siguen quedando sitios como la Cafetería Bonsái, el icónico Chururú Jazz o el Pub Casablanca, que organiza este domingo, 23 de enero, su primer torneo.

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Fredy Balle
2 años antes

Fernando es mi primo! apasionado ajedrecista! desde chico! un saludo y abrazo grande. Hermosa nota!

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