Un minicojín lleno de alfileres clavados, algunos de ellos con cabezas de colores; varios cartones con metros de goma enroscada, blancas, negras, de medio centímetro de anchura, de algo más… Una pequeña caja rectangular de surtido de galletas. Dentro, junto a los dedales, agujas de varios tamaños, tanto los ojos como el cuerpo, un enhebrador, algún corchete y un pequeño botón automático metálico. La costurera de siempre no ha muerto, sigue entre nosotros.
Es nuestra madre o abuela. Esa persona que tiene la suficiente paciencia para para elegir las telas o los ovillos de lana. Los podemos ver en los del Proyecto ‘Cosiendo, Tejiendo y Compartiendo 2025’, un taller que este año ha contado con medio centenar de participantes del Centro Residencial de Linares, los centros sociales, el Centro de Participación Activa o la Vocalía del Mayor de la Asociación de Vecinos La Esperanza.


Si bien la costura es una labor tradicionalmente de las mujeres, los hombres no han querido mantenerse al margen de esta iniciativa impulsada por el área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Linares que tiene como objetivo fomentar sus habilidades para la confección de ropa de cuna y prendas para bebés con un fin solidario.
La concejal titular del departamento, Mamen Muñoz, pone en valor los beneficios que aporta esta actividad: «El hecho de que nuestros mayores puedan realizar estos trabajos artesanales tiene una doble vertiente, ya que ponen en práctica sus capacidades, empleando su tiempo libre y mejorando su salud física, cognitiva y emocional», dice Mamen Muñoz, quien añade: «Además realizan una aportación social y solidaria, ya que lo realizado se destina a niños vulnerables de nuestra ciudad, a través de la guardería Sagrado Corazón, las hermanas de la Consolación y Cáritas”, señala la edil en una nota.

Fotos: Ayuntamiento de Linares