Blas tiene ocho años. Este martes se desplazó desde Linares con su familia para pasar un día en la piscina municipal de Ibros. Todo estaba transcurriendo con normalidad hasta que, por razones que se desconocen, quedó atrapado en el en el fondo del agua. Había sido succionado por un sumidero. Durante unos segundos, se vivieron momentos dramáticos. El niño trataba de escapar moviendo sus brazos.
Fueros sus allegados los que se percataron de que algo grave estaba sucediendo en esa calurosa tarde. Sin embargo, el menor logró salir por sus propios medios de la fuerza de succión. «Fue un auténtico milagro», relata a este periódico su tía Cati, quien, como el resto de la familia, aún tiene el miedo metido en el cuerpo.
La constitución del pequeño y el hecho de que el accidente se produjera en el vaso infantil fueron, a juicio de ella, determinantes para que hoy Blas siga vivo. «Llega a atrapar a mi hija, con el pelo que tiene, y estaríamos hablando de una tragedia«, lamenta.
En ese instante, había solo una socorrista en la instalación ibreña que, según Cati, quedó bloqueada. «Creo que no fue consciente realmente de la gravedad de los hechos hasta que salió el niño de», remata.
Los hechos ocurrieron sobre las 18:20 horas y nada más salir de la piscina fue trasladado por sus familiares al servicio de Urgencias del Hospital San Agustín, donde fue tratado de un fuerte hematoma en la espalda.
La madre de Blas presentó una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Baeza, que ha abierto las correspondientes diligencias para esclarecer lo sucedido. Asimismo, la familia ha registrado una reclamación en el Ayuntamiento de Ibros, al que acusan de una presunta negligencia. «Lo único que pedimos es que no vuelva a pasar, que acoten esa zona, porque con mi sobrino ha habido suerte, pero le puede pasar a otro menor», señala Cati. La altura de esta zona de la piscina es de 49 centímetros.