Linares debe ir preparándose para un futuro en el que la atención sociosanitaria tendrá un peso muy importante. No se trata únicamente de destinar más recursos a la creación de plazas de residencias, tanto públicas como privadas, o centros de día, sino también a incentivar y crear programas para formar a los y las profesionales que tendrán que prestar esos servicios.
El envejecimiento de la población linarense se refleja en todas las estadísticas demográficas de los últimos años. La lectura es muy sencilla: hay una mayor esperanza de vida, lo que se traduce en que las personas viven cada vez más años, y una constante reducción de la natalidad.
La tasa de dependencia demográfica se sitúa en Linares en 2025 en el 56,8%, casi siete puntos más que hace una década, cuando estaba en el 49,9%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este índice calcula la proporción de personas dependientes menores de 16 años y mayores de 64 respecto a la población activa.
Se trata de un resultado aproximativo, puesto que no todos los menores de 16 años y los mayores de 65 están fuera del mercado laboral, ni tampoco son trabajadores activos todos aquellos que están comprendidos entre ambas edades, pero sirve para resumir la relación entre población activa y pasiva. Cuanto mayor es esta tasa, significa que las personas que tienen un empleo deben contribuir con mayor intensidad a mantener las condiciones de estado de bienestar de la sociedad en su conjunto.
En concreto, según el dato que ofrece el INE, el de mayor de 64 años constituye el grupo predominante entre las personas dependientes en el municipio, con un 35,3%, más de un 10 puntos por encima de lo que representaban hace solo diez años. Por el contrario, la tasa de dependencia de la población menor de 16 años ha bajado en ese mismo periodo de tiempo del 24,3% al 21,5%.
La situación de la ciudad de Linares es superior en cinco puntos a la la media andaluza, que se posiciona en 2025 en el 51,5%, y en más de tres a la estatal que es del 53,3%.
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