Cuando los alumnos de Salesianos llegaron a la sala principal de Bowling Linares ya habían oído hablar de ‘Canillitas’. Sabían más o menos de que iba el documental, pero desconocían que lo que estaban viendo sus ojos era completamente real y ocurría en un país del Caribe, que muchos asocian a playas paradisiacas y vacaciones.
No había trama ni cartón, ni los personajes que aparecía en la pantalla eran actores. Eran de carne y hueso como ellos y de una edad similar. La única salvedad es que Moisés Liranzo, uno de sus protagonistas, limpiaba zapatos en las calles de Santo Domingo a los ocho años. O que Aquiles, de 13, dejó sus estudios para vender frutas con su padre.
Niños y niñas de la República Dominicana que forman parte de un ecosistema en el que el trabajo infantil es algo habitual, sin tener en cuenta constituye una violación de los derechos de la infancia, perjudica su bienestar y es dañino para su desarrollo integral.
Y no hablamos de reponer alimentos o coser algún vestido, o de tareas que, si se ejecutan de forma adecuada, pueden hasta contribuir al aprendizaje y a la socialización de niñas, niños y adolescentes, sino de aquel que priva a la infancia de sus derechos fundamentales, como a la educación, la protección, la participación y la salud. Sin olvidarnos, obviamente, del ocio y el juego, tan importantes en esta etapa.
Delante de los estudiantes estaban el padre Juan Linares, fundador del programa Canillitas con Don Bosco de República Dominicana, la directora del proyecto social, Karen Montás, y el propio Moisés Liranzo, beneficiario de esta iniciativa salesiana, además del periodista y productor Alberto López. Con ellos entablaron un diálogo enriquecedor para conocer de primera mano la gravedad que representa el trabajo infantil en países desfavorecidos o afectados por conflictos.
No en vano, este documental de 21 minutos, dirigido por el tres veces ganador de los Premios Goya, Raúl de la Fuente, coloca al espectador frente a los problemas cotidianos de seis niños y niñas trabajadores, que son víctimas de la pobreza, la violencia, el abandono familiar y por si fuera poco, del desprecio de una sociedad que los ve como un peligro o como ladrones.
Linares fue la última parada española de ‘Canillitas’ -diminutivo de canillas (piernas)-, después de su presentación oficial en la Unión Europea y de recorrer distintas ciudades. Esto ha sido posible al empeño de la comunidad salesiana linarense y, en especial, del director titular del colegio, Diego Maroto, quien destaca la importancia de este tipo de iniciativas para que grandes y pequeños seamos conscientes de que existe otra realidad en la que «no existen las oportunidades ni comodidades de las que disfrutamos aquí», señala a este periódico.
Diego Maroto, un hombre que habla desde el corazón, reconoce que la cinta impacta, aunque, al mismo tiempo, supone un chute de esperanza, optimismo e ilusión, gracias a programas como Canillitas con Don Bosco, enmarcado dentro de Misiones Salesianas. «Los Salesianos operan en más de 130 países y trabajan para ayudar y salvar a los niños de la explotación ofreciéndoles educación», recuerda el docente con satisfacción.
El documental ‘Canillitas’ puede verse en Youtube y Movistar.