El ferrocarril Baeza (actual Linares-Baeza)-Utiel se incluyó en el plan de ferrocarriles de urgente construcción, aprobado por el real decreto de 5 de marzo de 1926, conocido por Plan Guadalhorce, bajo la dictadura del general Miguel Primo de Rivera.
Comprendía su trazado, la línea Baeza-Utiel-Lérida-Saint Girons, manteniendo un itinerario paralelo a la costa; de este recorrido, solo se ultimó y entró en servicio, el tramo Lérida-Pobla de Segur. Aspiraba a convertirse en un gran corredor ferroviario entre Andalucía oriental, el Levante, Cataluña y Francia.
Los trabajos comenzaron en 1927 con un trazado que entonces se consideró óptimo. El general Leopoldo Saro, ubetense, del directorio de Primo de Rivera, y hombre influyente en su tiempo, intervino a la hora de hacer pasar el ferrocarril por La Loma de Úbeda.
La obra costó cerca de 1.500 millones de pesetas de las de los años treinta, y quedaron construidos 107 túneles, con una extensión de 29 kilómetros, y 25 viaductos a lo largo de más de 300 kilómetros. Al mismo tiempo, la mayoría de las estaciones estaban terminadas, e incluso ya se habían colocado ochenta kilómetros de vía a partir de Albacete.

Se calcula, según distintos estudios consultados por este periódico, que estaba ejecutado el 78 por ciento del proyecto y solo faltaba el otro 22 por ciento del total, cuando el Gobierno de Franco decidió paralizar el proyecto indefinidamente.
Después hubo varios intentos de retomar el trazado para acabarlo. A finales de los años 70, se estimó que hacían falta mil millones de pesetas de la época para poner en marcha el ferrocarril. El problema económico del momento fue el primer freno, aunque realmente había otros muchos intereses en que la obra no saliera adelante.
En 1989 el Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones socialista determinó la enajenación de la infraestructura. Posteriormente, hubo otros intentos por presiones de las diputaciones y de los municipios afectados, pero, finalmente, la línea fue abandonada en 1991, año en el que el Consejo de Ministros decretó su desmantelamiento.
Una especie de tormenta perfecta hizo que se produjera el primer gran fracaso del ferrocarril de la provincia de Jaén, al que, un año después seguiría otro, coincidiendo con la puesta en marcha del AVE. La entrada en servicio de la Alta Velocidad no hizo más que agravar el desmantelamiento ferroviario de las líneas convencionales, especialmente de Linares-Baeza, el único y más importante nudo ferroviario de nexo con Andalucía, Levante y Cataluña, a través del paso de Despeñaperros, hasta ese fatídico año de 1992. A partir de ahí, quedó relegada a un papel casi anecdótico.
